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Desde los años 40 del siglo XX hasta hoy, Portalegre teje tapices. La historia empezó en 1946, cuando Manuel do Carmo Peixeiro inventó un nuevo punto para hacer tapices que permitía una reproducción fiel de las obras plásticas de pintores.

El Museo de Tapices de Portalegre Guy Fino (Museu da Tapeçaria) es uno de los lugares más interesantes a visitar de esta ciudad del Norte del Alentejo. Abrió sus puertas en el año 2001 y alberga magníficas piezas contemporáneas, además de exponer la historia relativa a la manufactura de los tapices de Portalegre y sus procesos técnicos. 

Todo el pueblo se vuelca en las alfombras tejidas a mano de Arraiolos, una maravilla que se teje frente a las casas.

Las alfombras de Arraiolos son tapetes bordados con lana sobre una tela de yute o algodón. Son una de las industrias artesanales más típicas de la comarca. La técnica de elaboración de estas alfombras data de finales del siglo XV.

En la plaza del ayuntamiento, las excavaciones arqueológicas revelaron antiguas tinas donde se teñía la lana desde el siglo XVI al XIX. En esa misma plaza se encuentra el Centro Interpretativo de las Alfombras de Arraiolos, que recoge y salvaguarda el arte antiguo del bordado de alfombras.

En el telar de Mértola, junto al mercado, se venden las mantas de trapos de lana cuyo diseño y técnicas de fabricación están inspirados en las tradiciones locales.

Son tejidos elaborados siguiendo técnicas y motivos tradicionales de Mértola, incluyendo el uso de lana, lino, algodón (especialmente en toallas y medias), tejidos viejos y pieles. 

En Monsaraz persisten algunas manifestaciones de la artesanía antigua como trabajos en cobre, sonajeros, pieles, buinhos y tejidos, cuya tradición se remonta a los orígenes de la ciudad de Reguengos de Monsaraz.

Las alforjas son uno de los más raros e interesantes productos de la localidad. Estas alforjas se pueden hacer con trapos y retales, o van bordadas a punto de "ojo de perdiz” o de cruz.

La artesanía verdadera, la que requiere paciencia y experiencia heredada, es la que el visitante aprecia cuando decide llevarse un recuerdo o un regalo alentejano, que incluyen, además de los textiles (Monsaraz, Mértola), muebles pintados (Redondo y Ferreira do Alentejo), alfarería (S. Pedro do Corval) y objetos decorativos de acero.

Las piezas elaboradas con corcho son una de las curiosidades más habituales en las tiendas de una región que es la principal productora europea.

O en los capotes tradicionales convertidos en moda en Évora. Y no hay que olvidarse de adquirir una pequeña pieza de rosado y reluciente mármol en las localidades que lo extraen.

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